¿Se puede rezar mientras haces ejercicio? ¡Sí! Y así puedes hacerlo

¿Se puede rezar mientras haces ejercicio? ¡Sí! Y así puedes hacerlo

Por el equipo de Villa Católica || 20 de Junio 2025

 

¿Y si tu rutina de ejercicio también pudiera ser un momento de oración?

Muchos católicos piensan que para orar se necesita estar quieto, en silencio y sin distracciones. Pero ¿sabías que también puedes encontrar a Dios mientras corres, caminas, pedaleas o estiras los brazos al cielo?

San Pablo lo dijo claramente:

“Ya sea que coman, beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10,31).

Esto también incluye tu ejercicio.

 

1. Empieza con una intención clara

Antes de mover un músculo, tómate 30 segundos para dedicar ese momento a Dios.
Puedes decir algo como:

“Señor, gracias por este cuerpo que me diste. Quiero moverlo con alegría y salud. Acompáñame en cada respiración y ayúdame a ofrecerte este tiempo con amor. Amén.”

Si quieres ser más breve te sugerimos la siguiente oración:

“Jesús, mueve mi cuerpo y mi alma contigo. Amén”

 

2. Reza con el ritmo

Ya sea que hagas caminata o ejercicio intenso, puedes transformar tu ritmo en una oración:

  • Repite una frase corta al ritmo de tu respiración.
    Ejemplo: “Señor, aquí estoy.” / “Guíame hoy.”
  • Cuenta avemarías o padrenuestros mentalmente mientras haces repeticiones.
  • Recuerda intenciones: ofrece cada serie por alguien o algo que te preocupe.

Esto no solo te conecta con Dios, sino que da más sentido a tu esfuerzo físico.

 

3. Elige música que te eleve

No necesitas poner cantos religiosos todo el tiempo, pero sí puedes elegir música instrumental que te ayude a elevar el corazón.

🎧 3 canciones para orar mientras te ejercitas:

  1. “Tú estás conmigo” – Athenas ft. Alfareros (Escúchala en YouTube)
  2. “Playlist de canciones católicas" – Yuli y Josh (Escúchala en YouTube)
  3. “Eucaristía” – Kairy Marquez (Escúchala en YouTube)

Tip: También puedes crear una playlist solo para tus momentos de ejercicio espiritual.

 

4. Finaliza con gratitud

Cuando termines tu sesión, regálate 1 minuto de pausa. Coloca una mano en tu pecho y otra en tu abdomen, respira profundo y di:

“Gracias, Señor, por este momento. Gracias por darme fuerza, salud y vida. Lo que hice hoy, lo hice contigo. Amén.”

Si lo deseas, puedes escribir una línea en tu cuaderno o libreta de oración sobre cómo te sentiste. Con el tiempo, verás cómo Dios se hace más presente en cada esfuerzo.

 

Anuncio de libretas

Un último recordatorio...

Dios no está solo en la iglesia. También camina contigo cuando respiras profundo, cuando haces ejercicio, cuando tu corazón late fuerte.
Él está en cada paso, en cada movimiento, en cada intento de cuidarte.

¿Te animas a probarlo hoy?

Regresar al blog